El autoconocimiento a través del psicodiagnóstico
Te invito a que te cuestiones los siguientes ítems:
¿Tu corazón palpita o va muy deprisa? No eres tú, es tu cerebro.
¿Sientes nerviosismo o agitación interior? No eres tú, es tu cerebro.
¿Dificultades para dormir? No eres tú, es tu cerebro.
¿Te irritas o enfadas con facilidad? No eres tú, es tu cerebro.
¿Cambios de humor repentinos? No eres tú, es tu cerebro.
¿Dices cosas de las que luego te arrepientes? No eres tú, es tu cerebro.
¿Tienes ataques de ira que no puedes controlar. No eres tú, es tu cerebro.
¿Presionado, estresado, incapaz de relajarte? No eres tú, es tu cerebro.
¿Te sientes triste, decaído, falto de confianza? No eres tú, es tu cerebro
¿Temor al fracaso? No eres tú, eres tu cerebro.
¿Te sientes sólo/a, o temes a la soledad? No eres tú, es tu cerebro.
¿Sientes que todo requiere un gran esfuerzo? No eres tú, es tu cerebro.
¿Te preocupa mucho lo que los demás piensen de ti? No eres tú, es tu cerebro.
¿Dando vueltas a las cosas una y otra vez? No eres tú, es tu cerebro.
¿Problemas a la hora de tomar decisiones? No eres tú, es tu cerebro.
¿Resistente a soltar, ser y dejar ser? No eres tú, es tu cerebro.
¿Atrapado en el tiempo? No eres tú, es tu cerebro.
¿Dificultades para concentrarte? No eres tú, es tu cerebro.
¿Cautivo de las sensaciones? No eres tú, es tu cerebro.
¿Malestar físico (cefaleas, migrañas, dolores gastrointestinales, tensión muscular y un largo etcétera) asociado a malestar psíquico? No eres tú, es tu cerebro.
¿Repites comportamientos, situaciones de las que en realidad quieres huir? No eres tú, es tu cerebro.
¿Incapaz de perder esos quilos de más? No eres tú, es tu cerebro.
¿Sin poder dejar de fumar? No eres tú, es tu cerebro.
¿Resistencia al cambio? No eres tú, es tu cerebro.
En definitiva, tienes miedo? No eres tú, es tu cerebro.
Si experimentas una sola de estas cosas recuerda NO ERES TÚ, ES TU CEREBRO y puedes manejarlo.
El cerebro crea patrones y no deja de buscarlos.
El cerebro no quiere que pienses, quiere que repitas.
Sin embargo, el cerebro desconoce que tú puedes recuperar el control.
Yo controlo a mi cerebro, no el a mí. Y ¿cuál es la clave? El autoconocimiento.